Tributo
"Soy una sombra que no reconoce al que era. Siempre me veo de espalda en los bares", dijo, vaciando un poco de brandy a su té. Tenía ojos de sable y barba de clochard moribundo. Recitaba a Hölderlin en alemán. Tenía apenas una maleta de libros y pinceles, el humo de sus cigarrillos, una bata de seda bordada, una gata celosísima y un barco encallado frente al parque forestal. Tenía apenas una estufa, y en el pecho una cicatriz de esternón a diafragma. Tenía una ternura que no había acabado de naufragar, que se asomaba en voz grave, y una brutal prescindencia del mañana.
Ese hombre tenía una risa que hacía traicionar al suicidio y un disco de Chet Baker que no paraba de sonar.
Cronopio escuchando Round Midnight (Chet Baker)