El Refugio de los Cronopios


"Los cronopios, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio."

Julio Cortázar

martes, septiembre 23, 2008

Tinta china


En vez de decir, dibuja. O fabrica música. Entra con sus chalecos artesanales, sus zapatillas de cordones morados y su pelo de recienmelevanté. Es mucho más bonito que la pena. Le gusta comer y a mí me gusta cocinar. Dejarle los labios rosa después de mi propia resurrección.

Eso, y los grafitos con tinta china en los que un alguien no quiere acordarse y echa a correr.

Cronopio escuchando Para no verme más (La Vela Puerca)

Y también:
Impertinencia nº 1 (Matías Mar)
Dibu: "Corriendo para no acordarse", de Matías Mar

martes, septiembre 16, 2008

Cadena y ala


Los más importantes fueron siempre cadena y ala. La claridad me venía con la distancia, y la paradoja es poder juzgar mejor desde el después. Como cuando crecí igual que si me hubieran cambiado de macetero. Como una tortuga de acuario a la que sueltan en el mar.

Es como Alicia: estás tan ocupada llorando que cuando terminas de secarte los ojos ya eres grande.

El problema es cuando pasa al revés.

Cadena y ala también el dientón, aunque mucho más ala él y seguro que más cadena yo. Ahora que me duelen las rodillas con el estirón, que del crecimiento he pasado estrepitosamente a la vejez, constato lo mucho que me he comenzado a alejar. Se quebró la brújula. Cada vez hay menos agua; cada vez es más vertiginoso inclinarse hacia atrás.

Cadena y ala quedan en la orilla, con las naves que quemé.

Entre espejismos de papel diviso el faro de los ahogados, y se hace hábito naufragar.

Cronopio escuchando 12 segundos de oscuridad (Jorge Drexler)

Y también:

miércoles, septiembre 10, 2008

Humo


"En una voluta de niebla
quiero volar
con las alas mojadas en vino
tan húmeda y desnuda como el mar
Fúmame, fúmame, fúmame, fúmame"


Joaquín Sabina


Siempre sopló el humo comiéndoselo, y eso debió haber bastado. Se asomaba una nube en la boca y luego se la tragaba de vuelta, intacta. Como si el humo fuese constitutivo, estructural.

Las volutas imprecisas y él.

Hipnotizada, como una mocosa, la torpe aplaudía con las manitas en vuelo, empapelada en sonrisas. Y jugaban a que todo era real.

Lo ve de nuevo fabricando el humo que se traga. Como cuando sacó esa foto perfecta que hoy no se atreve a poner en la pared. Siente el impulso de tocarlo, de mentirse la corporalidad.

Te hago una trenza, le dice, y llena los dedos de disimulo. Luego le fabrica una paloma de papel que vuela. Él tiene los ojos rojos de contener y vuelve a fumar.

Humo. Flash back.

(Tal vez si almorzamos un día. Y sí, tal vez.)


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