El Refugio de los Cronopios


"Los cronopios, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio."

Julio Cortázar

lunes, abril 18, 2005

Manual para conquistadoras

Alguna que otra amiga me ha reclamado que hiciera un manual del conquistador para ellos, pero no para ellas. O sea, un manual de conquistadoras. Me parece que para que el manual funcione, tendría que ser confeccionado por un conjunto de hombres, luego de una investigación entre ellos. Pero como conozco al género y sé que se perderán en asuntos más de talla y dimensiones que de personalidad y método, he ido encuestándolos de a poco y sin que lo noten, para hacer un breviario de lo que les gusta. Y de trucos para acortar los preámbulos. Los datos que obtuve, contrastados con mis experiencias personales y las de mis amigas me han dado algo de luz sobre el tema.

Dependiendo del tipo de hombre que se quiera conquistar, los métodos varían, por supuesto. O sea que la que quiera conquistar un cadete de la escuela naval, que no lea esto, porque jamás he interactuado con el rubro, y tampoco desbordo de ganas de hacerlo. Eso hace que estos consejos sólo funcionen entre mis amigos, pero eso da lo mismo, porque sólo leen este blog las personas que son como yo. En fin, sé que entienden la idea.

1.- Escuchar y traducir. Antes de salir con un hombre tendríamos que hacer un curso para entender lo que quieren decir. Y como sé que a ellos les pasa algo parecido, no estaría nada mal confeccionar un manual hombre-mujer/mujer-hombre que permita la comunicación. Cuando un hombre dice que es súper liberal, tiende a ser una pequeña mentirita de modernidad, porque entre mujeres librepensadoras es muy mal visto el machismo que todos guardan en mayor o menor proporción. Lo mismo cuando aseguran que no son celosos. O sea que la actitud básica es la del científico: las comprobaciones de todo tipo se hacen en terreno (y hurra por eso).

2.- Escotes, pero no tanto. El ítem escotes, minifaldas y transparencias suele ser confuso. La regla general es no mostrar más de lo que el hombre va a poder tocar. O sea que, dependiendo de las prisas, serán las prendas que se usen. Por ejemplo: si es la cita número 7 y con el hombre no ha pasado nada, a pesar de la cara de amor que uno pone cada tres segundos, uno debe apurar el proceso. Digamos, con un escote en tercer grado. Algo francamente infartante. Pero si es la cita número uno con un hombre que recién se está conociendo, personalmente recomiendo discreción. O sea algo abierto, que muestre hombro, o una falda ajustada, pero hasta la rodilla, o una polera ceñida. Esto, porque nunca se sabe lo conservador que es el hombre con el que se sale.

3.- Liberal y desprejuiciada, pero intachable. A los hombres, en general, les gustan las mujeres vivaces, agudas, capaces de reír y de ser irónicas. Sin embargo, se sienten extrañamente atacados cuando se dan cuenta de que esa ironía puede alguna vez jugar en contra de ellos (como suele suceder más temprano que tarde, hay que decirlo). O sea que una puede dejar en claro que es liberal, pero tiene que demostrar que los valores son lo primero, y que, por alegre que una sea, tampoco es que se esté tirando a la chuña, o que se vaya a ir con el primer mino que se cruce en el camino (por más ganas que den).

4.- Esconde tu histeria. Los hombres –y a veces con razón- nos tachan de histéricas. Así, para convertirse en la mujer ideal, basta con hacer creer que una está por sobre esas neurosis cotidianas, y que nada puede arruinar tu buen genio. Claramente se trata de una mentira, pero cuando lo note ya será tarde. Y siempre podrás culparlo de este desfavorable cambio en tu personalidad (ya que tú antes no eras así). Cuando te tire el humo en la cara desaprensivamente, cuando mire a otra con descaro, cuando se tome tu jugo o se coma tu comida, cuando llegue media hora tarde, aprieta los dientes y sonríe. Ya habrá tiempo para vengarse.

5.- Invita de vez en cuando. No basta con parecer moderna. Hay que serlo de verdad. La mejor muestra de que se es una mujer del siglo XXI es ser independiente en términos financieros. O sea, pagar tus gastos. Esto, además de ser justicia elemental, te permite moverte libremente en la relación. O sea que si después de cuatro salidas el tipo resulta ser un pelmazo, siempre podrás desecharlo con dignidad y sin que él se llene la boca con la plata que gastó invitándote. Si él insiste en pagar, acepta coquetamente, pero promete que la próxima te toca a ti. Y cumple. Te amará.

6.- Juega a ser audaz. Este punto es crítico. A los hombres les gustan las mujeres audaces, pero muchas veces les molesta que tomen la iniciativa. Hay otros que aman a las que se la juegan, pero como nunca se sabe… mi consigna, en este caso, es: ante la duda, abstente. En las encuestas que he hecho, he descubierto que a varios les encanta tener espacio para jugar. Quitarles la posibilidad de ser conquistadores, románticos, machos recios, es quitarles su esencia competitiva. Tienen que sentirse en una carrera por ti. Es parte de su estructura. O sea que lo mejor es irles dando pautas, pero dejarles espacio para que ellos vayan dando los pasos. Esto puede tener cierta complejidad. Implica jugar con los gestos, con las miradas y con el lenguaje. Ser sutil, pero lo suficientemente clara como para que entienda las señales. Y que crea que él ha avanzado.

7.- Llámalo. A los hombres les gusta que los llamen (salvo si son casados, en cuyo caso, lo mejor es ser muuuucho más cauta). Les gusta sentir la preocupación de una mujer. Un buen gesto es telefonearlo para desearle un buen día, o en la noche, si saliste con él, llamarlo para saber si llegó bien a casa. Trata de no mantenerte en la pose de hacerte la interesante. Muchas nos hemos perdido hombres estupendos en ese juego estúpido.

No sé si alguno de estos puntos funcione. Los hombres son equívocos hasta con lo que les gusta, y bien pudieron darme datos falsos. Lo mejor, en todo caso, es sacarse las maquetas lo antes posible, que tarde o temprano te van a conocer sin maquillaje, y más vale evitar traumas. Además, y aún a riesgo de parecer cursi, si hay algo claro es que una vez que te enamoras, empiezas a amar como suelen hacerlo las mujeres inteligentes: como una idiota.

0 Salenas, treguas y catalas:

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