El Refugio de los Cronopios


"Los cronopios, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio."

Julio Cortázar

lunes, noviembre 07, 2005

Entschuldigen Sie????

Aunque uno no lo crea, las relaciones con las amistades también se rigidizan, y cambiar los esquemas puede ser no sólo extraño, sino hasta traumático. Sé que suena como una frase a pito de nada, pero, créanme, tengo mis motivos.

Mantengo una relación de amistad estrecha desde hace más de tres años con mi grupo de compañeros del magíster. Entre ellos, se cuenta un alemán adorable, cuya personalidad oscila entre Pitufo Filósofo, Woody Allen y Pitufo Gruñón, dependiendo del día y de su grado etílico. No crean exactamente la caricatura, es un chico precioso, aunque, como la mayoría de sus compatriotas, no tiene como fuerte la expresión física del afecto.

Cuando recién nos conocimos, y yo todavía no notaba su distancia con el toqueteo gratuito que exhibimos obscenamente los latinoamericanos, le tocaba el brazo, la pierna o la cara, y él daba un respingo y -sin borrar su sonrisa cortés- se ponía evidentemente incómodo. Al fin, aprendimos todos a respetar su metro cuadrado, a abrazarnos entre los otros como los tercermundistas que somos, sin invadir sus espacios, de los que siempre ha sido profundamente celoso (incluso ha expresado en numerosas conversaciones su aversión sanitaria a compartir su cama y su ropa).

El sábado pasado, Anton -que así se llama- me propuso que fuéramos por ahí a tomar un trago. Me fue a buscar a casa y, al cerrar la reja y echar a andar, me rodeó el hombro con su brazo. Fue un shock. El esquema se invirtió, y no supe cómo responder a ese cariño tan atípico en él. La naturalidad con que manoseo al resto de mis amigos se hizo agua ante la perspectiva de que, si mi alemanísimo amigo me abrazaba, algo muy importante sucedía.

Sudorosa y tiesa como una operada de la columna, llegué bajo su abrazo al restaurant. Ninguno dijo nada. Luego me sentí incómoda por haber sido miserablemente poco receptiva frente a un esfuerzo tan arduo para alguien como él. Le puse la mano sobre la pierna de modo amistoso y le dije 'me gustó que me abrazaras', con mi mejor cara de superpartner. Ante mi horror, él tomó mis manos, y las dejo cogidas durante al menos cinco minutos, mientras me conversaba sobre asuntos que -la verdad- no escuché.

Dijo que se había dado cuenta de que tiene un déficit en el contacto físico, que eso es malo y que quiere empezar a tocar más a la gente. Le sugerí -creo que en verdad le imploré- que no se esforzara, que el tema expresar el afecto con el cuerpo es algo con lo que se nace o no. Que todos lo queremos igual. Pero él dale con su cambio de actitud y con las manos tomadas.

Fue una salida extraña. Me encantan sus buenos propósitos, pero no estoy segura de poder con este cambio tan repentino. El relajo con el que compartí siempre con él se esfumó, y ahora sólo quiero que me devuelvan al Anton que conozco. El que saluda escuetamente y no para de hablar sobre política y música clásica. El que lee en todos los idiomas posibles y odia su trabajo en la Unesco. El que hace muecas de asco ante la sola posibilidad de que un cuerpo ajeno vulnere su privacidad. El que abraza con libros y con conversaciones. Para ositos tiernos, habrá siempre otros.

8 Salenas, treguas y catalas:

At 6:27 p. m., Blogger Explorando dijo...

veramente esos cambiso repentinos asustan. nunca se sabe hacia dónde va a terminar eso...

 
At 6:56 p. m., Blogger XXX dijo...

A mí me da risa la forma como reaccionan. A un par de gringitas les pasó lo mismo. A una le complicaba el besuqueo en una estación de Metro y la verdad es que a mí me parece inimaginable vivir sin el manoseo que usted adjetiva de obseno y tercermundista. Además de inimaginable debo reconocer que me provocaba un calor grato. Es como la culpa que sienten algunas católicas cuando están el lo oscurito. Ese pudor a uno le provoca cosas, aunque es probable que sea más rico cuando la pudorosa es ella que (como en tu caso) cuando es él. No sé qué más decir, salvo que me gustaría tener una explicación por tu ausencia tan prolongada. También me he apagado en mi blog, pero los más cercanos siempre cuentan con una explicación. ¿Qué te pasó, querida Xime?.

 
At 2:07 a. m., Blogger Louis Cyphre dijo...

Bueno. A mi nunca me gustaron los cariñositos.
Pero todo el mundo merece una oportunidad.

Despues de todo
El frío debe ser distinto en este hemisferio.

Creo yo.

 
At 12:30 p. m., Blogger C. dijo...

...no es que venga con ganas de cortarme las venas...si con ganas acumuladas de sabina...
...en qué disco está esa canción que le recomendabas a C.

 
At 1:08 p. m., Blogger c. dijo...

estuve en Buenos Aires unos días y Sabina con su disco nuevo estaba en cada esquina, al final no lo compré, me volví loca con Cortázar y la Pizarnik... qué bueno que volviste, ¿está todo bien?... saludos a Serrat, dile que lo dejé por Serrano, así soy... jajaja, y voy a cortarme las venas, pero no hoy, c.

 
At 5:23 p. m., Blogger principio de incertidumbre dijo...

Sí, los cambios son raros. Y es cierto que nosotros, de esta parte del mapa tendemos al manoseo. Incluso, siempre me sorprendo de la gente que no se saluda con un beso.

Pero si el quiere eso, no deberías ponerte tan triste. Está bueno romper esquemas, y si le surge debe ser por alguna razón. Interesante serían que lo ayuden a indagarse cosas.

 
At 1:44 p. m., Blogger ciudadano intermitente dijo...

volviste! q buena! te extrañe.

algo parecido me paso con unas amigas, cuando vivi en francia. esperaban a latino fogoso y bueno para el toqueteo.

claro, apareci yo, el chileno tieso y cuadrado.

pero me solté, jeje.

siempre q se mueven los esquemas, salen bichos y polillas. y te das cuenta q la redecoracion de tu vida, no se ve tan mal.

nos leemos!

 
At 8:07 p. m., Blogger Lo-que-serA dijo...

Los sajones metidos a latinos pueden ser MUY divertidos. Es como si de pronto los de este lado del charco nos fingiéramos súper ordenados y responsables. Bueno, yo no lo soy. Qué bueno que volviste.

 

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