Foto: Grevel
Me obsesiona escribir un texto invisible. No completamente: un texto de invisibilidades intermitentes. Un texto en el que cada persona vea una algo, pero se le oculte lo demás. Algo como una gran carta abierta a todos, que en realidad sea un mensaje personalizado. Un texto en el que usted lea una historia, que en realidad es otra, para otra persona, pero usted no lo sepa jamás.
Cada uno leería las palabras que le corresponden y punto, y yo sabría que ni me van a pedir cuentas por lo que dije ni nadie va a venir a reclamarme coherencias que no tengo.
Poder decirlo todo, todo, de una buena vez y en público. Y que llegue en frecuencia diferenciada a cada oído.
Un texto lleno de ventanas y de juegos de espejos, donde nadie llegue al mismo sitio, pero todos puedan entrar.
Quiero escribir algo que sea cierto.
Pero eso, lo sabemos, sería muchísimo más dramático que este silencio.
Cronopio escuchando Esta boca es mía (Joaquín Sabina)