(Reencontrada) alegría del cronopio

-Qué verguenza, cronopio cronopio -dice un cronopio a otro imitando burlonamente el tono de un fama.
El otro, pobrecito, con los ojos importantemente irritados, no sabe cómo explicarse.
-Y sí. Un poco triste, aquí. Desde que se acabaron las alcachofas en mi pared no he podido medir el tiempo.
-¿Y qué has puesto en los agujeros que ellas dejaron? -pregunta el primer cronopio, enternecido.
-Cebollas. Por eso no paro de llorar.
********************************************
Cronopio afligidísimo por tantos meses de escritos tristes. Tapa con los deditos blancos la pantalla, y trata de borrar el blog, pero no se maneja nada y arruina su disco duro en cinco minutos. Quiere escribir algo divertido; sólo se sabe chistes menores y los tira al papelero. Al segundo se arrepiente y los libera en la ventana, donde crecen y se hacen graciosos en un instante.
Por fin, deja un papelito que solamente dice: "Recibo alcachofas. Golpear aquí".
Y se pone a bailar por toda la habitación, saltando como un conejo.