
"En una voluta de niebla
quiero volar
con las alas mojadas en vino
tan húmeda y desnuda como el mar
Fúmame, fúmame, fúmame, fúmame"
Joaquín Sabina
Siempre sopló el humo comiéndoselo, y eso debió haber bastado. Se asomaba una nube en la boca y luego se la tragaba de vuelta, intacta. Como si el humo fuese constitutivo, estructural.
Las volutas imprecisas y él.
Hipnotizada, como una mocosa, la torpe aplaudía con las manitas en vuelo, empapelada en sonrisas. Y jugaban a que todo era real.
Lo ve de nuevo fabricando el humo que se traga. Como cuando sacó esa foto perfecta que hoy no se atreve a poner en la pared. Siente el impulso de tocarlo, de mentirse la corporalidad.
Te hago una trenza, le dice, y llena los dedos de disimulo. Luego le fabrica una paloma de papel que vuela. Él tiene los ojos rojos de contener y vuelve a fumar.
Humo. Flash back.
(Tal vez si almorzamos un día. Y sí, tal vez.)