Uno no es ninguno

por mis venas va, ligero de equipaje
Joaquín Sabina
Uno sabe que la vida es lo que muchos dicen: misteriosa, rara, cabrona a veces, casi siempre sabia a pesar de uno. Uno lo sabe, pero tiene derecho a hacer un puchero. Uno imagina todo lo lindo que pudo haber sido, uno cree que las circunstancias demasiado a menudo son excesivamente jodidas.
Y uno no sabe adónde va el barquito en el que le ha tocado montarse, uno pierde un remo y rema con el brazo, uno saca con las manos el agua que entra a cubierta, uno ve cómo se llena de agujeros y después, con sol, se rellena la brecha.
Uno no tiene idea. Uno cree que decide y es tan poco. Uno tiene miedo.
Uno no sabe qué permanece. Uno no sabe qué se descascara ni en qué momento. Uno hace esfuerzos sostenidos, uno trata, uno busca. Pero uno no basta.
Uno pide que las cosas sean de otro modo: uno quiere facilitar la propia vida y la estorba. Uno se hace trampas, juega con fuego, se repliega, se niega. Uno se quiere un poquito, de tanto en tanto. Y se rebela.
Uno no quiere jugarse la única carta fundamental a la suerte. Uno no quiere que todo sea un despropósito, sino algo distinto. Uno no sabe verse las cartas.
Uno se queda quieto. Uno cierra los ojos. Uno oye a Camila Moreno cantando que hay cosas que no se rompen (como mi corazón que ama).
Uno no está seguro de que eso sea cierto.
Cronopio escuchando Hay cosas que no se rompen (Camila Moreno)